El día miércoles 24 de abril, participaron todos los estudiantes en forma activa de un “Recreo saludable”, actividad que fue realizada durante el periodo de recreo entre las 13:00 y 14:00 horas, desplegando en el techado de nuestro colegio todo el talento, sincronización y entusiasmo en el baile a cargo de la instructora de Zumba, Nina, además de contar con un stand de alimentación sostenible a cargo de las nutricionistas Mariana Ardiles y Catalina Canihuante en el que entregaron importante información nutricional a las estudiantes a través de trivias y degustaciones.
La principal finalidad de estas intervenciones es promover la salud a través de la alimentación sostenible y la actividad física, una receta contra la contaminación, reforzando nuestro compromiso con el planeta, fortaleciendo la participación, unión de la comunidad educativa y concientizando sobre la relevancia que tiene la salud y el bienestar.
¿Qué es la alimentación sostenible?, somos lo que comemos y mantener una dieta sostenible refuerza nuestro compromiso con el medio ambiente. Este tipo de alimentación saludable es rica en verduras, fomenta el consumo de productos locales, genera menos residuos y limita el consumo de carne y pescado para proteger la biodiversidad.
Impacto de la alimentación en el medio ambiente
La producción de alimentos deja un sabor bastante amargo en la naturaleza. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que la industria alimentaria es responsable del 30% del consumo energético mundial y de un 22% de los gases que provocan el calentamiento global. Tan solo la ganadería supone el 14% de estas emisiones a escala planetaria, tal y como señaló Greenpeace en un informe de 2018 sobre sostenibilidad alimentaria. Los cálculos de la Food and Agriculture Organization (FAO) señalan que para el año 2050 seremos más de 9.000 millones de seres humanos en el planeta y que vamos a necesitar producir un 60% más de alimentos.
Nuestros mares también sufren las consecuencias de una dieta poco responsable. La pesca masiva para satisfacer la demanda de pescado provoca la degradación de la biodiversidad y de los ecosistemas marinos. En 2020, la producción pesquera llegó ya a más de 200 millones de toneladas, siendo 20,2 kg per cápita la cantidad destinada a consumo, lo cual duplica los datos que había en 1960, cuando eran 9,9 kg per cápita. Esto ha provocado que solo un 64,6 % de las especies sean ahora mismo sostenibles dentro del ecosistema marino.
¡Tomemos Consciencia hoy!